10 de diciembre de 2013

anti-ojos

ANTI-OJOS

El día de la primera huelga general de 2012 un servidor estaba en Plaça Catalunya. De repente una gran explosión ensordece mis oídos. Un pelotazo acaba de estallar en la cara de un hombre. Ya tienes al pobre en el suelo, con el ojo más muerto que vivo y un charco de sangre a su alrededor. Se forma un corrillo. Al rato y tras algunos tiros más una ambulancia se lo lleva. Un amigo me cuenta que acaba de hablar con una peña de Madrid que ha participado en las movilizaciones contra el congreso. Dicen que la policía va a saco. A uno de ellos le han abierto la cabeza. Miro por internet y me encuentro con el famoso vídeo en el que una panda de maderos empieza a repartir estopa en un andén de metro. Disparan pelotas de goma, tuestan a ostias a unos cuantos chavales, rompen un par de cámaras de fotos, etc. Esos retacos están dispuestos a todo con tal de garantizar la integridad de su sacrosanta constitución. Al poder le importamos una mierda. Es muy fuerte que les preocupe más unas cuantas decenas de containers quemados que la salud de una persona. Esto es todo lo que nos pueden dar: Migajas y represión por un tubo. En fin. A las semanas de la huelga me pongo a escribir para el próximo fanzine que voy a sacar. Intento concentrarme pero no puedo. Me siento imbécil escribiendo sobre música para una panda de vagos a los que se la pela todo. En el mundo hay guerras, la gente se mata por dinero.
Tenemos huevos para esnifarnos toda la cocaína que nos ponen ante nuestras narices pero somos incapaces de ver que nuestro vicio alimenta un negocio que sabe a cadáver.
Hacemos punk de una forma completamente desconectada del entorno. Nos recluimos en nuestra casa a hacer nuestras movidas y aquí nadie se ha enterado de nada. Esto es un rollazo y no lleva a ninguna parte. Cuando empecé a interesarme por el punk lo que más me llamaba era su carácte rebelde e inconformista. Ahora veo que en el fondo, de todo esto, casi sólo me preocupo por la música. El punk se ha convertido en mi pasatiempo. Vivimos rodeados de pasotismo, el cinismo es la norma. Tener un posicionamiento crítico está mal visto, eso es algo reservado para gente corta que no se ha enterado de que lo tenemos todo superado. Te la van colando poco a poco y al final acabas asumiendo un discurso que en el fondo te hace daño. Cuanto más te crees tu rollo más fuelle pierdes y al final todo lo que haces pierde sentido. Pasar los días recluido en tu mundo es un error. Tarde o temprano la pequeña parcela de falsa independencia que habitas acabará chocando con la dura realidad. Más nos vale estar preparados. Me cago mil veces en la ley de la relatividad. Dios no existe, Artur Mas es un payaso y los nazis son basura.
De tanto en tanto me junto con algunos amigos y tramamos alguna que otra acción revolucionaria punk contra el viejo mundo. Desgraciadamente todo se queda en palabras. Os juro que si hiciésemos todo lo que pensamos este país sería un lugar mucho más divertido.
Hay quien dice que el punk no es una vía de transmisión de ideas pero eso es una chorrada. A mí las letras de la Polla Records me hicieron darme cuenta de cómo funcionan muchas cosas en esta vida.

extraído del fanzine Mierda #11, primavera de 2013

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